En Chile la industria productora de carnes blancas apoya a 10.000 agricultores a través de diversas prácticas de economía circular y biofertilizantes

24 de junio, 2022

La disponibilidad actual y futura de los fertilizantes, invita a buscar opciones a los nutrientes tradicionales de suelo a fin de evitar una futura escasez de alimentos. Los elevados precios de los fertilizantes a raíz del conflicto entre Ucrania y Rusia, así como su disminución, han hecho que agricultores de todo el mundo reduzcan su […]

La disponibilidad actual y futura de los fertilizantes, invita a buscar opciones a los nutrientes tradicionales de suelo a fin de evitar una futura escasez de alimentos.

Los elevados precios de los fertilizantes a raíz del conflicto entre Ucrania y Rusia, así como su disminución, han hecho que agricultores de todo el mundo reduzcan su uso y/o la cantidad de tierra que cultivan. En una crisis que amenaza con la escasez de alimentos, guanos, bioestabilizados, purines y digestatos se posicionan como una eficaz alternativa que  permite mantener la producción, asegurando mejores precios y una alta calidad.

Además, al realizar una buena gestión del abono orgánico, se disminuye considerablemente el uso de abono químico, colaborando en el desarrollo de la economía circular.

En Chile, las empresas productoras de cerdos y aves trabajan desde hace ya varios años en esta línea de economía circular, destacando el fertirriego, que consiste en el uso, de acuerdo a planes de aplicación, de purines y digestatos de cerdos con agua de riego y utilizar dicha mezcla como fertilizante. Los materiales más secos como los bioestabilizados y guanos, se utilizan como abono a las tierras y cultivos.  Las ventajas en todos los casos son la incorporación al suelo de macro y micronutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio y materia orgánica clave para mejorar las propiedades y estructura de los suelos.

“Actualmente, el 100% de los purines generados por la industria porcina en Chile son utilizados en fertirriego y distribuidos en campos propios y a los agricultores de comunidades vecinas y de campos adyacentes a las explotaciones ganaderas, en un esfuerzo de la industria porcina chilena por ser sustentable y confirmar su compromiso con la economía circular”, señaló Juan Carlos Domínguez, Presidente de ChilePork.

El sector de producción de aves y cerdos de chile genera anualmente 1.300.000 m3 guanos y bioestabilizados, así como cerca de 12.000.000 m3 purines que se ocupan en la agricultura principalmente como fertilizantes y enmiendas orgánicas de suelos. En total existen cerca de 91.800 hectáreas y más de 10.000 agricultores beneficiados con este tipo de prácticas.

Contexto internacional que influye en los fertilizantes

Los subproductos de origen animal son materiales carbonados, que cuando se utilizan como abono su función principal es la de aportar nutrientes al suelo, principalmente nitrógeno, fósforo y potasio, pudiendo reemplazar fertilizantes químicos con óptimos resultados.

En 2021, según datos del banco Rabobank, Rusia y Bielorrusia representaron más del 40% de las exportaciones mundiales de potasa. Además, Rusia representó cerca del 22% de las exportaciones mundiales de amoníaco, el 14% de las de urea y cerca del 14% de las de fosfato monoamónico, todos ellos abonos importantes.

Por otro lado, Rusia y Ucrania son grandes productores de cereales. Juntos representan alrededor del 30% de las exportaciones mundiales de trigo y el 20% de las de maíz, comercializando principalmente a través del Mar Negro, lo que hoy se encuentra interrumpido. La paralización de las entregas por parte de estos dos países ha contribuido a estimular la galopante inflación alimentaria mundial.

Los datos anteriores dan luces de la magnitud del impacto que el conflicto entre ambos países ha generado en el mundo y cómo este ha afectado en los costos de producción de diversos alimentos, motivo por el cual países de distintos continentes ya han optado por el uso de fertilizantes orgánicos  como los señalados, como una alternativa al uso de fertilizantes tradicionales.

En Francia, el ministro de Agricultura, Julien Denormandie, anunció a fines de marzo un plan de medidas para ayudar al sector agrario como consecuencia de la guerra en Ucrania. Una de estas, es la de dar soberanía del nitrógeno a los productores locales con el fin de que no tengan que depender de la urea de Rusia. La iniciativa francesa busca favorecer la producción de abonos verdes y el desarrollo de cadenas de valor de fertilizantes orgánicos. En esta línea, la Interporfesional Nacional del Porcino de Francia (Inaporc), ya solicitó la recuperación de purines y estiércoles brutos, ricos en nitrógeno, para el abono de cultivos agrícolas.

En España en tanto, los agricultores solicitaron al Gobierno un «impulso ordenado» al empleo de los subproductos de origen animal en las tierras de cultivo para que actúe como abono orgánico ante la subida exponencial del precio de los fertilizantes químicos. Desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) valoran la economía circular y sustentabilidad de este abono, destacando que «es un ahorro importante y una forma de reutilizar un subproducto».

El llamado de los expertos ante la guerra, y la importancia de Rusia y Ucrania como proveedores de insumos para los sectores de la producción animal y de alimentos en general, es a planificar y ver alternativas a los insumos tradicionalmente provistos por ellos, considerando la gran cantidad de factores que influyen en la situación actual, como son la producción, transporte y vetos comerciales.

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